08 marzo 2013

El hombre es de barro


Hace tiempo escuché en la radio una cita que me encantó: "Empecé enamorándome de ella y terminé queriéndola de verdad". Durante varios meses he tenido resonando esta frase en mi cabeza, como si fuera un secreto desvelado de un misterio, que aún no conocía. Y ayer, el mensaje surgió como una revelación nítida y resplandeciente, hermosa y dolorosa.
Una mujer mayor descansaba, ausente, en una silla de ruedas frente a un hombre anciano, que sostenía su mano mientras la miraba callado, consciente. En sus ojos vi la veneración. Esa adoración que en ocasiones nos invade, cuando nos encontramos ante una belleza absoluta e hipnotizada por tal estampa frené mi paso y compartí uno de los gestos de amor más intensos que nunca he visto.
Fijé mi atención en esas manos entrelazadas y entendí, que el precio que hay que pagar por toda una vida de amor es que, al final, uno se irá antes que el otro y el que se queda estará huérfano, roto. Pero también sentí, en esos dedos endurecidos por el tiempo,  la fuerza de una vida vivida y la promesa de una mano que dará de comer, sostendrá un cuerpo inerte, limpiará la frente de pensamientos negativos y que acariciará la piel para que nunca olvides lo mucho que te quiere el que te acompaña.
Descubrí, que el verdadero sentido de la existencia humana está en nuestras manos, las únicas capaces de transformar el barro, en una obra de arte.

2 comentarios:

  1. Porque me encantan tus postales, con tus letras, esas que nacen de lo más profundo del corazón. Te he concedido un premio en mi blog, puedes pasar a recogerlo. Saluditos danzarines, Ana Belén de http://pasiondanzaoriental.wordpress.com/

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  2. Muchas gracias Ana Belén! Feliz por tu premio!!!
    Un beso!

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