Los días de viento me ayudan a ordenar mis pensamientos.
Donde todo el mundo ve caos yo contemplo claridad.
Las hojas recuperan el dominio del suelo, los poderosos árboles dan la bienvenida a esa Natural autoridad, tan poco respetada por los humanos y a la vez tan compasiva con nuestra especie descarada.
Los días de viento, no hay nada que puedas ocultar ni
retener. Los suspiros que vienen del mar nos recuerdan, que de carne es nuestro
cuerpo y que todo lo que intentemos modificar o mejorar será borrado por el
tiempo.
Los días de viento, los soñadores lanzan sus gritos al cielo
y esperan que su voz viaje lejos al encuentro de algún oído melancólico, que
necesite una amorosa nana.
Los días de viento, soy capaz de volar y me dejo mecer por
los que ya no están y durante el tiempo que dura esa fuerza, no hay peso que me
esclavice al suelo.
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