19 julio 2012

La mentira del ahora



-          ¿Quién ha limpiado el armario?- gritó desesperada desde la habitación.

Nadie respondió y ella decidió buscar sus respuestas en el interior de ese maldito mueble. Al principio le sorprendió la oscuridad que había pero pronto se acostumbró e incluso le pareció un lugar cómodo para pasar un tiempo. Desde allí, podía controlar sus pertenecías y estaba segura de que, si permanecía dentro nadie se llevaría sus cosas.
Rebuscó por los rincones secretos y encontró una cajita con los dientes de sus hijos. Recordó al ratoncito Pérez y los regalos que dejaba bajo la almohada. Escuchó la risa de sus pequeños e incluso si cerraba fuerte los ojos podía sentir los besos.
Un olor familiar le hizo levantar la mirada. Ahí estaba la corbata favorita de su marido. A ella jamás le gustó pero al cogerla pudo revivir aquellos hermosos paseos abrazada a él.
-          Me encantaban los helados de chocolate que comíamos los domingos- murmuró feliz.
De repente una luz cegadora invadió todo el espacio. Asustada golpeó una estantería y sobre ella cayeron paquetes de arroz, fideos y unas servilletas.
-          ¿Qué es esto? ¿Quién ha guardado la comida en el vestidor?- gritó enfadada
-          Pero, ¿qué dice Señora Carmen? Esto es la despensa de la residencia- explicó la enfermera.
Al girarse vio el armario lleno de alimentos.
-          Otra vez me han robado mis recuerdos- susurró

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