27 abril 2012

A la conquista de la felicidad


No hace mucho leí en un artículo, que la felicidad no es algo que se nos concede, más bien, que conquistamos. Esta certeza llegó a mi mente como una revelación y me hizo mirar atrás…
Al llegar a la edad de las emociones descubrimos un ente al que todo el mundo llama felicidad. No conocemos su rostro, ni su aroma y nuestra juventud, aún nos tiene condenados al desconocimiento de sus encantos.
Pronto algo nos deslumbra y sentimos que los pies se levantan del suelo, la cabeza nos da vueltas y una extraña sensación de plenitud invade nuestro ser. Sí, a eso lo llamamos felicidad. Pero su invasión también está acompañada de unos terribles efectos secundarios: angustia,  frustración, vacío…
El dolor en todos sus estados. Ese hermano antagónico, que sigue a cualquier momento de dicha.
Cuando aterrizamos en la edad del materialismo, del deseo de poseer por encima de la necesidad de sentir, la felicidad se transforma en conformidad. La serenidad de nuestros días es el nuevo camino que anhelamos. Sin embargo, esto que nos hace sentir seguros nos condena a una vida de detalles lejos de lo que nace, se desarrolla y muere tras nuestro muro de necesidades creadas.
En el invierno del hombre, algunos desentierran las ilusiones de la juventud y esos recuerdos inyectan luz en las venas de los ancianos. Tras esto sólo hay calma, porque, nuestros mayores duermen tranquilos mecidos por las nanas de las historias pasadas. En este momento, la felicidad es espejismo de otra vida pasada, humo que nos lleva a dimensiones de alegría virtual.
La felicidad es una conquista, no es un don. Vivir para encontrarla nos lleva a su olvido, porque sólo cuando decidimos ser felices a pesar de lo que nos rodea, de lo que deseamos, llegamos realmente a vivirla.

2 comentarios:

  1. Expresas muy bien las sensaciones. Leerte me remonta a ciertos momentos pasados, pero llenos de felicidad. Razón tienes diciendo que la felicidad es una conquista. Saludos.

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Me ha hecho mucha ilusión saber que te ha llegado mi mensaje. Espero seguir encontrándome contigo por aquí. Un abrazo y feliz vida!

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