En los tiempos del amor y el odio, cuando las camas se quedan
vacías y los sueños rotos salpican las paredes, es el momento de limpiar el
alma y prepararla para el nuevo inquilino, el recuerdo. Señor de larga barba y manos pequeñas, porque
por mucho que quiera abarcar ya no hay nada que retener. Ojos claros que te muestran
cada detalle de lo que fue, voz profunda que sosiega al que escucha.
El recuerdo abraza tu vacío y lo empequeñece. Pone escaleras,
donde antes sólo había precipicios y abona de esperanza el camino por el que
andas. Sin embargo, si le dejas se acomodará en tu interior y se hará dueño de
tus días. Alimentará al pasado y dejará desfallecer al presente.
En los tiempos del amor y el odio, el recuerdo es un aliado pero cuando el sol se vuelva a levantar debes besarle y decirle adiós.
En los tiempos del amor y el odio, el recuerdo es un aliado pero cuando el sol se vuelva a levantar debes besarle y decirle adiós.
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