30 mayo 2012

El circo


Era la última prueba del concurso. Sólo tenía que mantener el equilibrio. La tabla se movía inquieta sobre una pelota pequeña. Sus pies de puntillas amenazaban con rendirse. El cuello levantado, la mirada fija en un punto recordaba a las extremidades quien mandaba aquí.
-          Ahora no puedo fallar. Dos carreras, un Máster y un doctorado son pruebas que ya he superado. Esto es lo más fácil.
Un golpe seco le obligó a abrir los ojos.
-          Señorita ya le toca. El director la espera.
-          Otra más que se va a la calle- murmuró la secretaria mientras cerraba la puerta del despacho.

Nuestra concursante nunca tuvo presente a la resbaladiza injusticia, lo que la empujó de nuevo a la línea de salida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario