10 mayo 2013

Hijos del mar, herederos de la tierra


Vivimos tiempos dolorosamente convulsos. El suelo que sostiene nuestros pies parece resquebrajarse cada vez que intentamos movernos. La lucha de clases es cruenta, porque habíamos olvidado que existía. Sin embargo, el hombre ostenta el poder que hará arrodillarse a los titanes de la opresión: la democracia. 
Unidos, nuestra voz les hará temblar.

 Hoy he luchado contra cien monstruos marinos. Seres que se levantan sobre las gigantescas olas y amenazan con destruir mi barco sino les desvelo en qué lugar se esconde la sirena de voz dulce, la que no engaña cuando canta, la que hace que el viento tenga melodía, la que da garganta al mar para que hable con los marineros que sin rumbo buscan su lugar. Me he alzado con el puño en alto y les he desafiado a sumergir mi velero.
Grité con la lengua de las criaturas marinas y los asusté. Una vez más los he vencido pero ya no soy tan joven y temo que un día llegue la derrota y mi cuerpo quede varado en cualquier lugar olvidado. ¿Qué será entonces de mis sueños? ¿Dónde dormirán?
Sopla de nuevo el viento y la sirena canta al oído para conmover al alma. No olvides que eres hijo del mar y heredero de la tierra. Tuyo es el poder, tuyo es el reino.

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